UNA HOJA
— ¿Dónde está mi escuela, mami?
— Aquí, hijo mío.
— Pero no la veo, solo hay escombros, hojas de cuadernos sueltas, trozos de bancos. ¡Mira!, ¡hasta la pizarra han descolgado de la pared!
— Hijo, esta es tu escuela solo que…
— Ya lo sé, alguien se la ha llevado. Seguro que al arrancar las paredes y el techo han producido este lío tan grande. ¡Debemos saber dónde fue a parar, hoy la maestra nos iba a hablar de la paz! ¿Tú sabes lo que es la paz?
— Claro, bueno…creía saberlo hasta hace unos días.
— ¿No te lo enseñaron en la escuela cuando eras niña?, ¿no te hablaron de la paz? Mi maestra dice que es algo tan hermoso y frágil como una hoja. Si la cuidamos podemos disfrutar de su belleza pero basta una pequeña brisa para que se vuele y se pierda entre las nubes. Y creo que hoy, justo hoy que se han llevado la escuela, nos la iba a mostrar. ¡Qué pena!
— Vamos a buscarla, ¿te parece?, y si la encontramos (aunque te advierto que será una tarea difícil) veremos cómo es.
— ¡Vamos mami, no perdamos tiempo! Quizás mañana la escuela ya esté aquí de nuevo y podré decirle a mis amigos que la he visto.
Caminaron de la mano sorteando los escombros producidos por el último bombardeo. Solo se oía la respiración anhelante del niño que buscaba entusiasmado aquí y allá, una hoja especial.
Mientras, muy cerca, alguien o algo seguía llevándose las escuelas, los hospitales y la gente, a un lugar desde el cual nunca más volverían.
Muy bueno como nos tenes acostumbrados Mario!!! Muchas gracias por compartir estas cosas!
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